Vivimos tiempos de mucha incertidumbre global por los conflictos, las secuelas de la pandemia y los cambios políticos. En este contexto, las emociones en el trabajo se vuelven más cruciales que nunca. En épocas de crisis, el sentir de los empleados ya no es un factor más, sino que está en el centro de la resiliencia y el éxito de las empresas.
Gestionar las emociones, antes visto como un complemento, ahora es clave para enfrentar los desafíos. La ansiedad y el estrés son comunes en estos tiempos. Por eso, entender estas emociones y ayudar a mitigarlas es fundamental para mantener ambientes laborales sanos y productivos.
Además, priorizar el bienestar emocional no sólo ayuda a los trabajadores a sobrellevar mejor los retos personales y laborales, sino que también promueve entornos más unidos y solidarios. Las estrategias emocionales deben incluir mediciones regulares del estado anímico, generar espacios que fomenten emociones positivas y actividades que refuercen la unidad y el bienestar. Las empresas enfocadas en las emociones y el bienestar estarán mejor preparadas para adaptarse a los cambios y mostrarán mayor fortaleza en épocas difíciles y además se posicionarán como lugares deseables de trabajo. Más que una táctica de productividad, gestionar las emociones es una clave esencial para construir empresas resilientes y de éxito en un mundo cambiante.